La Confusión de las Masas
En nuestra sociedad, un pequeño grupo parece estar liderando los cambios que están ocurriendo en nuestra cultura y ellos están muy enfurecidos. Toda la situación me recuerda a la gran multitud que irrumpió en el estadio de Éfeso en protesta por el ministerio de Pablo. En Hechos 19:21-41, las personas que lideraron el motín fueron los creadores de ídolos, pero para las miles de personas en el estadio, las Escrituras no usan la palabra “furia”. Utiliza la palabra “confusión” para referirse a ellos.
No sé si alguna vez has visto ese programa en el que el reportero de televisión va a los campus universitarios y les hace preguntas a los manifestantes sobre por qué creen lo que creen o por qué tienen un cartel que dice “Pro-esto” o “Anti-esto”.
El reportero les pregunta por qué están allí y ellos responden: “Bueno, porque es lo correcto. Es un movimiento. Esto está corrigiendo una injusticia”.
Simplemente están diciendo lo que los profesores, la sociedad, los medios de comunicación o los amigos están tratando de decirles que es “genial” o “relevante”. Si no nos apoyas, eres nuestro enemigo. ¿Quién, como adolescente o joven adulto, quiere ser un paria? No tienen idea de lo que están haciendo realmente allí. No tienen idea en absoluto. No conocen la historia del movimiento que apoyan. No saben por qué creen lo que creen. No se basan en ninguna fibra moral real propia.
Un gran porcentaje de personas está confundido. Incluso llegaría a la estimación de que probablemente hasta el 90 por ciento de las personas no saben por qué creen lo que creen cuando se trata de los problemas culturales importantes. Han escuchado que las personas "iluminadas" piensan de esta manera en particular; leen un artículo; vieron algo en las noticias y empezaron a creerlo. La mayoría no está realmente enfurecida por los problemas; simplemente están confundidos. Al igual que los Efesios en Hechos 19:29-32, la mayoría de ellos no saben por qué se han reunido.
Nuestra respuesta debería ser la misma que la de Pablo después del motín. “Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia” (Hechos 20:1-2).
Necesitamos ponernos de pie y no desanimarnos. Debemos animarnos unos a otros y seguir viviendo como testigos. Debemos vivir como esperanza y luz para nuestra sociedad.