Conociendo los Caminos de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Nos enfrentamos a una época en la que la palabra “liberación” adquirirá un significado completamente nuevo. En el pasado, los cristianos pensaban que la liberación era principalmente sanidad física. Sin embargo, pronto la mayor liberación será la del miedo y el terror.

La liberación en ese momento significará tener una “palabra segura del cielo”. Jesús dijo que los corazones de los hombres desfallecerán de miedo al ver las cosas terribles que vienen sobre la tierra (ver Lucas 21:26). De hecho, la gente clamará por saber qué va a hacer Dios a continuación. Girarán en todas direcciones, queriendo escuchar la voz de alguien tranquilo, pacífico y que no se vuelva loco. Clamarán: “¡Por favor, dímelo! ¿Es este el juicio de Dios? ¿Cuándo terminará todo?

¿Quién crees que tendrá las respuestas? Serás tú, el cristiano común y corriente que se ha encerrado con Dios. Estarás lleno de calma y paz mientras todo se desmorona porque Dios está contigo y estás oyendo del cielo. Él te advirtió que esto iba a suceder y prometió protegerte. 

Creo que Dios va a usar a su pueblo en estos últimos días para conmover a multitudes, vivificar pastores y despertar iglesias. Dios nos usará para hacer que los corazones de las personas vuelvan a Dios, llevándolos al arrepentimiento a través de la oración y la reprensión piadosa del pecado.

Cuando hablo de un remanente santo en formación, no me refiero a un ejército de predicadores, evangelistas y misioneros. Me refiero a los amantes corrientes de Jesús que, con paz y tranquilidad, lo señalan a los demás. Dios no quiere un ejército profesional entrenado en los métodos del hombre. Quiere hombres y mujeres formados en la oración por el Espíritu Santo. Busca creyentes que hayan pasado tiempo con él, preparando sus corazones y aprendiendo a escuchar su voz.

¿Esto te describe? ¿Es tu vida testigo de un mundo asustado y conmocionado? Te insto a que te quedes a solas con Dios y dejes que él te hable. Pídele que te revele el pecado en tu vida. Ponte a su disposición entregándote a la oración. ¡Al pasar tiempo con él, estarás preparado para estar en primera línea y proclamar su amor al mundo!