Conociendo y Amando a Dios
Voy a hacer una declaración muy impactante; y lo digo en serio; realmente no conozco a Dios de la manera que debería.
¿Cómo sé esto? El Espíritu Santo me lo dijo. Me susurró amorosamente: "David, realmente no conoces a Dios de la manera que él quiere. Realmente no le permites que sea Dios para ti".
Confiamos en Dios en la mayoría de las áreas de nuestra vida, pero nuestra fe siempre se queda corta en alguna área. Esto sucede porque no nos hemos propuesto estudiar los actos y mandamientos de Dios; no estamos seguros de que él nos ama o de lo que ha prometido hacer por nosotros. Realmente no conocemos a Dios todavía.
En el Antiguo Testamento, Dios tomó un pueblo para sí mismo, un pueblo que no era más rico ni más inteligente que el resto, solo para poder ser Dios para ellos. “Os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto” (Éxodo 6:7). En otras palabras, Dios estaba diciendo: "Te voy a enseñar a ser mi pueblo para que yo pueda ser Dios para ti".
De hecho, Dios se reveló y se manifestó a su pueblo una y otra vez. Envió ángeles. Les habló de manera audible. Él cumplió cada promesa con grandes liberaciones.
Después de todo eso, dijo: “Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos” (Salmos 95:10). Después de cuarenta años de milagros, señales y maravillas, la apreciación que Dios tenía de su pueblo era: “¡En todo esto nunca me dejaste ser Dios! En cuarenta años que he intentado enseñarte, aún no me has conocido. ¡Aún no sabes cómo obro!"
La Escritura nos dice claramente: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
¡Dios todavía está buscando personas que le permitan ser Dios para ellos hasta el punto de que realmente lo conozcan y aprendan sus caminos!