Creciendo en Dominio Propio y Paciencia
Necesitas dominio propio con las tarjetas de crédito. ¿Son algo bueno y conveniente? Sí, pueden serlo. ¿También te pueden meter en muchos problemas? Oh sí. ¿Cuál es la diferencia entre esas dos cosas? Dominio propio.
Una vez aconsejé a personas que no tenían ningún dominio propio y tenían todas las tarjetas de crédito conocidas por el hombre. Olviden Amex, Visa, Mastercard, las grandes; ellos tenían tarjetas de crédito de las que yo nunca antes había oído hablar. Calificaban para una tarjeta; la conseguían. Terminaron endeudados por miles y miles de dólares, repartidos en muchas tarjetas de crédito. Cada mes, para mantenerse a flote, pagaban 25 dólares por cada tarjeta o el pago mínimo. Sin embargo, el interés de esas tarjetas los estaba perjudicando. No iban a ninguna parte debido a su falta de dominio propio.
Quizás no te cueste tener dominio propio con tus tarjetas de crédito, pero el problema del dominio propio existe de alguna manera para todos nosotros.
¿Nunca has oído al Espíritu Santo decirte: “No te unas a esa conversación? ¿Esa no es buena…”? Lo siguiente que sabes es que esto sale de tu boca: “Sí, bueno, ¿sabes cuál es mi opinión sobre ella?” Todos luchamos con el dominio propio en algún área.
Mire este mandamiento para los creyentes. “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad” (2 Pedro 1:4-6). Todos luchamos de muchas maneras, pero tenemos que ser firmes en nuestra tarea de madurar. Tenemos que resistir y no dejarnos desgastar por la presión de los tiempos difíciles.
Esto no significa sólo que Dios espera que tengamos los labios rígidos. El dominio propio y la paciencia aquí no significan estoicismo. Necesitamos buscar el don de Dios de la paciencia con las circunstancias y con las personas. Señor, danos tu paciencia para que crezcamos en ti.