Cuando Dios Endereza Nuestros Pasos
Cuando alguien dice: “Voy a ser millonario para demostrar que valgo algo” y realmente lo logra, eso puede ser increíblemente peligroso.
A veces, alcanzar nuestras aspiraciones puede ser más difícil de lograr que el dolor o el fracaso, porque entonces el orgullo puede entrar en nosotros. Empezamos a pensar cosas como: “Vaya, estaba buscando el amor y lo hallé; buscaba el éxito y lo hallé. ¡Soy exitoso, amado y estoy bien adaptado!” El orgullo entra en escena y se convierte en un baluarte.
Hay personas que incluso pueden volverse así mientras están haciendo obras de 'buen cristiano'. Esas obras no nacen de la gracia. No nacen del amor. Nacen de un sentido de “Tengo que hacer que algo suceda para poder sentirme bien conmigo mismo. Voy a tomar el control de mi vida. Voy a aliviar el dolor en mi vida. Me aseguraré de que mis planes funcionen bien”. Cuando Satanás pone esa mentira de la autosuficiencia en tu corazón y comienzas a creerla, el orgullo comienza a crecer muy rápidamente. Por lo general, esto se manifiesta cuando desarrollas una estrategia para hacer que la vida funcione a tu favor.
La Escritura nos dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Dios en su misericordia a veces permitirá que nuestras estrategias fracasen y nuestros planes fallen para salvarnos. Cuando eso suceda, tenemos que sentarnos y decir: “Está bien, le voy a pedir a Dios que derribe esta mentira que dice que puedo trazar el camino de mi propia vida. Voy a captar la verdad de que buscar la autonomía o la seguridad lejos de Dios solo causa más dolor”.
Si quieres determinar si estás cayendo o no en esta mentalidad, hazte estas preguntas: ¿Estás creciendo en Cristo? ¿Te estás encontrando más libre que nunca antes? ¿Te encuentras caminando en el gozo del Señor como nunca antes?
Encontraremos la verdadera paz y la libertad cuando abracemos la verdad de: “Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho. El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos” (Proverbios 16:8-9).