Cuando Dios Hace una Obra Rápida

Gary Wilkerson

¿Qué te gustaría que Dios hiciera si, dentro de las próximas tres semanas de tu vida, lograra algo milagroso que cambiara tu vida?

Veamos un momento en el que Dios hizo esto en los viajes de Pablo. “Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.  Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos” (Hechos 17:1-2). Pablo estuvo solo en esta ciudad por tres semanas y solo habló tres veces antes de que la persecución lo obligara a huir.

Me pregunto si Pablo, Silas y Timoteo pensaron: “Si tan solo hubiéramos podido estar allí por más tiempo, Dios realmente podría haberse movido. Fue un tiempo demasiado corto para que Dios realmente iniciara una iglesia poderosa en esa ciudad; tres semanas simplemente no son suficientes”.

Sin embargo, si vemos la historia, Pablo probablemente escribió su carta a la iglesia de Tesalónica unos seis meses después, y dijo: “Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:2-3). ¡Esto es increíble! El Espíritu Santo estaba tan presente, vivo y poderoso que en tan solo tres sábados, ocurrieron milagros y surgió una iglesia piadosa e influyente. Estos creyentes tenían solo seis meses en el Señor y ya se habían convertido en un testimonio para toda Macedonia (ver 1 Tesalonicenses 1:7).

Eso es un gran estímulo para mí. ¿Y para ustedes, amigos míos? ¿Te anima a decir: “Si estos jóvenes creyentes pueden captar la Palabra de Dios en seis meses, ¿qué pasaría si permitiera que el Espíritu avivara mi corazón de la misma manera? ¿Qué pasaría si una vez más me moviera a decir: Dios, déjame devorar tu Palabra”?

¡Oh, que Dios nos dé el hambre de levantarnos temprano en la mañana y no simplemente seguir leyendo nuestra Biblia! Oremos: “Dios, quiero ser alguien que ame tu Palabra. Quiero ser alguien que esté consumido por conocerte más íntimamente. Quiero ser alguien que vaya creciendo en comprensión y discernimiento acerca de tus mandamientos. Quiero ser alguien que abra las Escrituras a diario, coma de ellas y obtenga vida de ellas”.