Cuidando Nuestro Llamado
La buena salud del cuerpo, la mente y el espíritu es un esfuerzo coordinado entre los tres que requiere una atención cuidadosa. Sabrás esto si alguna vez has intentado hacer un examen con dos horas de sueño, terminar un proyecto largo sin comer o embarcarte en una caminata larga sin empacar un poco de agua. Incluso las relaciones necesitan el apoyo de hábitos positivos de alimentación, sueño y ejercicio.
Viniendo de una familia ministerial, he conocido a muchos pastores y líderes de la iglesia, hombres y mujeres, que se sumergieron en sus llamamientos con tal celo que todo lo demás pasó a un segundo plano. A veces he caído presa de la idea de que soy indispensable. Tomamos en serio el llamado de Dios en nuestras vidas y, a menudo, nos sentimos tentados a sentir que solo nosotros podemos satisfacer las necesidades actuales.
Además, está la presión del pasado. La iglesia se construyó sobre el sacrificio, y los primeros creyentes pusieron la vara del compromiso muy alta. A través de los siglos, los cristianos se han esforzado por ser igualmente devotos. Recordamos a los que dieron todo y honramos a otros que, aún hoy, sufren por la fe. ¿Cómo podemos hacer menos en nuestras propias vidas?
El éxito en el reino de Dios, sin embargo, descansa en la salud de los obreros. Si te presentas agotado día tras día, año tras año, tu salud, tu familia y tu ministerio sufrirán. Según Barna, un alarmante 41% de los pastores han considerado dejar el ministerio en los últimos doce meses. Si tú eres uno de ellos, hace tiempo debiste haber replanteado salud.
Es importante recordar que aunque nuestros cuerpos están finamente afinados, son finitos; cada célula necesita buena comida, agua, ejercicio y un sueño reparador. Nuestras mentes y espíritus también dependen del descanso, la nutrición y el cuidado preventivo para ser fuertes y efectivos.
En su primera carta a los Tesalonicenses, Pablo escribió: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23). El énfasis de Pablo en la vida holística nos enseña que el equilibrio en todas las áreas es la forma de representar y glorificar a Dios con éxito.
Para alimentar y cuidar adecuadamente tu llamado, asegúrate de extender la gracia redentora de Dios en cada actividad de tu vida. Los hábitos saludables y el cuidado de tu cuerpo y mente obtendrán beneficios de por vida para ti, tus seres queridos y aquellos a quienes sirves.