Días de Asombro y Emoción
Dios, en su amor y misericordia, está permitiendo que los desastres azoten la tierra para advertir a todos los que oyen, que Jesús volverá y que es hora de prepararse. Él ama demasiado a sus hijos para traer su nuevo reino sin advertencia. Él sabe que la humanidad tiene dura de oír y que se necesitan desastres de proporciones sísmicas para llamar nuestra atención.
Estos desastres son una especie de cuenta regresiva, demasiado dolorosos para ignorarlos, permitidos por Dios para preparar el escenario para los últimos momentos del tiempo. Estos dolores de parto se harán más frecuentes e intensos a medida que nos acerquemos a la hora final. Cristo dijo a sus seguidores: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28).
¿Suena aterrador? ¿La verdad es aterradora? ¿Es realmente posible que el fin del mundo esté sobre nosotros? ¿Es justo este, el momento en el tiempo que todos los profetas en la Biblia predijeron que vendría? ¿Pueden incluso los cristianos más devotos comprender remotamente cuán terriblemente cerca está esta tierra de la hora de la medianoche? Una cosa es cierta: todo parece estar desmoronándose, hasta donde el ojo natural puede discernir.
Querido amigo, escucha lo que el Espíritu Santo me ha hablado en estos días. Sólo cinco palabritas pero tan poderosas que despertaron en mí una nueva esperanza gloriosa y fe. Esas cinco pequeñas palabras son: “¡Dios tiene todo bajo control!”
Si confías en Dios, puedes mirar cada desastre a la cara y proclamar con confianza: “Mi Dios le está hablando a este universo y su poder se está demostrando. Me quedaré quieto y veré la salvación del Señor”. Dios tiene todo bajo control y nosotros estamos bajo su control. El mensaje de las Escrituras para esta hora es: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Vivamos entonces en la confianza y la anticipación de la venida de nuestro Señor.