De Víctima a Vencedor
“¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?” (Salmos 10:1).
El clamor de David era como el de tantos cristianos que he conocido durante décadas: “¿Por qué estás tan distante de mí mientras sufro estas cosas horribles? ¿Por qué te mantienes tan lejos de mí mientras sufro?”
En algunas épocas de prueba, nos asaltan los terrores, el temor de no salir nunca de nuestra lucha y de que tal vez Dios nos haya abandonado. Yo he estado allí y puedo decirte que el Salmo 10 tiene el poder de marcar un cambio profundo en tu vida.
Para obtener una confianza verdadera en la Palabra de Dios, nuestras almas a menudo tienen que adentrarse en un valle profundo. Para obtener el tipo de confianza que Dios quiere para nosotros, es posible que seamos llamados a luchar con su Palabra. Nuestra oración más sincera a veces puede ser: “Señor, no entiendo esto. Tu Palabra no concuerda con lo que está sucediendo en mi vida. Nada de esto tiene sentido”.
Dios honra esa oración. Él ya sabe lo que hay dentro de nosotros, y conoce cada pregunta que escondemos y cada emoción que reprimimos. Dios quiere sacarlo todo del escondite que hemos creado y llevarlo a su presencia.
Una y otra vez, David clamó a Dios: “Señor, escucha mi gemido, atiende a mi clamor”. Esto lo sabemos por el testimonio de David en los salmos anteriores. Él habló de tener huesos débiles y un espíritu cansado. Cuando finalmente confesó su corazón y le hizo su súplica al Señor, una nueva vida brotó en él.
Jesús es fiel en hacer que esto suceda en todas nuestras vidas. Nuestro papel es sencillo: clamar sinceramente ante Dios, invocarlo con cada petición, confiarle todos nuestros temores y estar seguros de que él nos elevará a nuevas alturas.
Nuestras pruebas nunca son una experiencia única. Seguramente vendrán otras crisis, pero con cada una de ellas habrá una diferencia profunda. No veremos nuestras batallas como si Dios las estuviera usando para castigarnos. En cambio, con nuestra historia de atravesar valles, veremos nuestras batallas como un campo de entrenamiento para la guerra, y nos regocijaremos en la fidelidad de Dios hacia nosotros. Independientemente de la forma en que Dios elija usar estas crisis en nuestras vidas, nos hará salir adelante como vencedores y no como víctimas.
Este devocional ha sido adaptado del libro de Gary Wilkerson: El Altar de Nuestros Corazones: Un Devocional Expositivo sobre los Salmos.