Deléitate en el Señor

Gary Wilkerson

“Deléitate en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4). En este poderoso pasaje del Salmo 37, David señala que el deleite del Señor proviene de lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas.

A menudo, interpretamos erróneamente este versículo como si se refiriera a todo aquello que deleita nuestro corazón: prosperidad, una casa nueva, un auto nuevo, un aumento de sueldo o incluso una vida sin dolor. Queremos todas las comodidades que nos rodean, y esos son los deseos del corazón. A veces, incluso acusamos a Dios diciendo: “Señor, dijiste que me concederías los deseos de mi corazón, y sin embargo no los tengo”.

Sin embargo, es importante prestar atención a la primera parte del versículo: “Deléitate en el Señor”. Cuando nos deleitamos en el Señor, decimos: “Señor, tú eres mi gozo, mi esperanza, mi victoria, eres mi pasión y el latido de mi corazón. Eres la niña de mis ojos”.

Deleitarse en el Señor significa enfocarnos en su voz, que queremos oír, y en sus mandamientos, que queremos recibir. Se trata de querer tener una relación íntima con él. Cuando nos deleitamos en el Señor así, nuestro corazón cambia. ¿Qué deseamos? Deseamos conocerlo más. Nos deleitamos en ser usados más por Dios.

También deseamos tener más fe y confianza en el Señor cuando las batallas se desatan. Le pedimos a Dios que se deleite en la ayuda que nos brinda en medio de una tormenta. Cuando nos deleitamos en el Señor, Él nos concede esos deseos de él. Luego, la Escritura dice: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía” (Salmos 37:5-6).

El resultado que se produce cuando nos deleitamos en el Señor y nos comprometemos con él es que él hace surgir nuestra justicia como una luz. Él no está generando nuestra prosperidad, nuestra comodidad o nuestra tranquilidad. Él está generando una justicia en ti y en mí que el mundo no entiende o que muy pocas personas ven en sus vidas.

Amigo, como David, deléitate en el Señor, sé fiel y confía en Él. Él actuará en tu favor y llenará tu corazón de justicia.