Dios Describe su Amor

David Wilkerson (1931-2011)

Dios se describe a sí mismo de esta manera: “Enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba” (Oseas 11:3). En el idioma original, este versículo se lee más como: “Vine a ellos en su desesperación y los cuidé tiernamente en lugares asquerosos y escarpados. Los sostuve en mis brazos como una enfermera”. Sin embargo, Oseas 11:7 dice: “Mi pueblo está empeñado en apartarse de mí”. La palabra "empeñado" aquí significa "aferrado en suspenso, aferrado en la duda".

Israel no estaba seguro del amor y la ternura del Señor y Dios le decía a Oseas: “Mi pueblo está dudando de mi amor por ellos. Realmente no me conocen y no están seguros de mi amor”.

¡Eso era cierto! Israel no podía creer que Dios todavía los amaba. Eran idólatras, apóstatas y escépticos; y probablemente estaban pensando: “Nosotros mismos provocamos el disgusto de Dios. Pecamos voluntariamente y él ciertamente nos juzgará”. Todo esto a pesar de que Dios dijo: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? … Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión” (Oseas 11:8).

Escucha sus palabras de consuelo y sanidad para ti.

“Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado” (Isaías 57:16). El Señor estaba diciendo: “Si todo lo que vieras en mí fuera ira, tu espíritu desfallecería porque sería demasiado abrumador”. 

“Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados” (Isaías 57:17-18). ¿Suena esto como si Dios se diera por vencido con su pueblo cuando éste fracasa?

Puede que ahora mismo estés atravesando aguas profundas. No me refiero necesariamente a tentaciones o pruebas. Estoy hablando de acontecimientos abrumadores que se te están imponiendo y que no puedes comprender. Vientos y olas de todo tipo te están inundando, cosas que escapan a tu comprensión. Están llegando a tu casa, a tu iglesia, a tu trabajo, por todos lados; pero Dios quiere guiarte a través de todo. Él quiere restaurarte a la salud espiritual. Si todo lo que puedes creer ahora es que él te ama a pesar de todas tus terquedades, que te ruega que lo veas como tu divino enfermero, ¡entonces es suficiente!