Dios, el Que Hace lo Imposible
En Quebec, las iglesias están creciendo a un ritmo nunca visto. Lo que Dios está haciendo en otras partes del mundo, también lo está haciendo en nuestra nación. Agradecemos al Señor por los avivamientos en nuestra historia y los maravillosos testimonios que vienen de todas partes del mundo, pero creemos que el potencial de Dios para hacer algo nuevo es aún mayor.
Una de nuestras recientes plantaciones de iglesias tuvo lugar en el corazón de Montreal con el pastor David Pothier y un equipo de líderes apasionados que están firmemente convencidos del potencial exponencial del evangelio y la iglesia de Cristo.
Durante siete años, el pastor David fue el pastor de Impact Jeunesse, el ministerio para jóvenes adultos de la Iglesia Vida Nueva. Allí fue bañado en una atmósfera espiritual de “¡No sabíamos que era imposible, así que lo hicimos!”
Después de prepararse para una obra de fe con oración y ayuno, el pastor David y varios cientos de personas de nuestra iglesia respondieron al llamado de Dios de fundar “La Chapelle”, en uno de los barrios prometedores de Montreal, una ciudad con una de las menores cantidades de cristianos evangélicos en el mundo. En apenas tres años, “La Chapelle” se ha convertido en la iglesia francófona más grande de esta metrópoli. Cientos han sido bautizados. Los líderes tienen una visión de iglesia de múltiples sitios con múltiples reuniones en diferentes campus.
Desde las cartas de Pablo a la iglesia primitiva hace 2000 años, hasta las calles oscuras y concurridas de Montreal, hasta tú y yo hoy, el potencial de Dios es inmutable e ilimitado para aquellos que lo invitan a sus vidas. Para mí, esta dinámica no es teórica sino muy real. Su impacto transformador es tangible y cuantificable. Después de más de tres décadas como pastor, he visto a hombres y mujeres de todas las edades, culturas y orígenes descubrir el potencial en una nueva vida que les era desconocida antes del momento en que decidieron volver su vida a Dios y darse cuenta de quién es él y quiénes podrían llegar a ser en Jesucristo. Te invito también a una aventura de fe, de descubrimiento, de desarrollo y de destino. Que Dios haga una obra en cada página de tu corazón.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).