Dios No se Ha Olvidado de Ti

David Wilkerson (1931-2011)

¡Dios no se ha olvidado de ti! Él sabe exactamente dónde estás y por lo que estás pasando en este momento. Él está monitoreando cada paso en tu camino, pero somos como los hijos de Israel que dudaron del cuidado diario de Dios por ellos, a pesar de que los profetas fueron enviados para entregar maravillosas promesas del cielo. Olvidamos en nuestra hora de necesidad que Dios nos tiene en la palma de su mano. En cambio, al igual que los hijos de Israel, tenemos miedo de que todo se derrumbe y seamos destruidos por el enemigo.

¿Será que continuamos sufriendo, viviendo en la derrota y el fracaso, simplemente porque realmente ya no creemos que Dios responde nuestras oraciones?

¿Somos tan culpables como los hijos de Israel al pensar que Dios nos ha abandonado y recurrir a nuestros propios dispositivos para resolver las cosas por nosotros mismos? ¿Realmente creemos que nuestro Señor quiso decir eso cuando dijo que Dios actuará justo a tiempo en respuesta a nuestra oración de fe? Jesús insinúa que la mayoría de nosotros, aunque hayamos sido llamados y escogidos, no confiaremos en él cuando regrese. Algunos del pueblo de Dios ya han perdido su confianza en él. No creen en lo más profundo de sus almas que sus oraciones hagan alguna diferencia. Actúan como si estuvieran por su cuenta.

Sé honesto ahora. ¿Tu fe ha sido débil últimamente? ¿Casi has renunciado a ciertas cosas por las que has orado tanto? ¿Te has cansado de esperar? Tal vez has levantado las manos en señal de resignación como si dijeras: “Parece que no puedo abrirme paso. No sé qué está mal y por qué mi oración no es respondida. Evidentemente Dios me ha dicho que no”.

¡Dios no me ha abandonado a mí ni a ti! Mil veces no. Él está ahora mismo queriendo que creamos que él está haciendo todas las cosas para nuestro bien (ver Romanos 8:28). Deja de intentar resolverlo; deja de preocuparte y de dudar de tu Señor. La respuesta está llegando. Dios no ha cerrado sus oídos, y a su tiempo segarás si no desmayas. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).