Discerniendo Entre el Bien y el Mal
En lo que a mí respecta, todos los cristianos deben tener un discernimiento general en el Espíritu. Algunos creyentes dicen cosas como “Oh, no tengo ese don sobrenatural, así que seguiré confiando en que Dios me cuidará”. Eso suena bien, y sí a confiar en Dios, pero la Biblia nos advierte que todos necesitamos crecer hacia la madurez espiritual, y parte de eso es tener discernimiento.
Mira lo que dice la Biblia aquí. “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:12-14).
La madurez espiritual implica estudiar la Biblia y crecer en su comprensión acerca de cómo las Escrituras se aplican a la vida. Eso significa prestar mucha atención a lo que sucede en la vida porque tú no podrás aplicar la Palabra a algo que ni siquiera ves que sucede, ¿verdad? A veces, los cristianos pueden ser realmente cándidos, y eso es una pena. ¿Cuántas veces has oído historias sobre algún estafador que nadie en el mundo creería por un instante, pero hay un cristiano que le gira un cheque?
¿Qué pasó con los creyentes que aplican el mandato del apóstol Juan de que nos cuidemos de los fraudes? “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1). Juan básicamente está diciendo: “¡Usa tu cabeza! Adéntrate en la Palabra y crece en el discernimiento del bien del mal”.
Ahora bien, no estoy diciendo que los cristianos deban meterse en todas las estafas sucias que existen para que obtengan experiencia, pero tampoco deben ser tontos cuando se trata de identificar falsificaciones, planes malvados y cuando las personas tuercen las Escrituras para sus propios fines. No querrás pasarte la vida dando tumbos, siendo presa de personas malvadas y terminando en situaciones comprometedoras. Con todo tu corazón, clama a Dios: “Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento, y viviré” (Salmos 119:144).