Distracciones en el Lugar Santo

David Wilkerson (1931-2011)

“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:7-8).

Quiero hablarte sobre las distracciones mentales durante la oración y la adoración, especialmente en la casa de Dios. Jesús llamó hipócritas a las personas que acudían a su presencia pronunciando palabras de alabanza, pero cuyas mentes y corazones estaban alejados. Básicamente estaba diciendo: “Me das tu boca y tus labios, pero tu mente está en otra parte. ¡Tu corazón no está cerca de mí!” 

¿Qué acerca de ti? Lo más probable es que estés presente en la casa de Dios durante una hora cada semana. Tu cuerpo está en la iglesia, pero ¿dónde está tu mente? Tu boca dice: “Te adoro, Señor”, pero ¿está tu corazón a mil millas de distancia? ¿Adónde te llevan tus pensamientos durante la adoración y la alabanza? 

¿Estás preocupado por preocupaciones familiares o por algún asunto de negocios que te ha estado acosando? ¿Cuán distraído estás durante esa hora en la iglesia mientras la congregación se acerca a la majestad de Dios?

Es peligroso entrar en la casa de Dios y entrar en su presencia a la ligera. “Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado(Levítico 10:3).

El Señor le dijo a Aarón: “No seré tratado como a una persona común y corriente. Si vas a venir a mi presencia, debes venir ante mí santificado. Todo el que se acerque a mi santidad debe hacerlo con cuidado y consideración a causa de mi gloria y majestad”.

Si tu corazón no está comprometido durante la adoración y tus pensamientos no están cautivos a la obediencia de Cristo, podrías poner un muñeco de paja en tu asiento. Al menos eso es más honesto que entrar a la casa de Dios sin mente ni corazón.

Muchos cristianos no adoran con poder, entusiasmo y celo porque no tienen intimidad con Jesús en casa. Aquellos que han aprendido a adorar y concentrarse en privado traen su propio fuego; un fuego se encendió en el lugar secreto de oración. Los verdaderos adoradores están ansiosos por llegar a la iglesia para alabar al Señor entre su pueblo.