El Último Banco de América
A medida que te comprometas con la obra de Dios en la tierra, eligiendo invertir en personas, incluso en aquellas que son difíciles de amar, el Señor está poniendo algo en tu mano. Él está desbloqueando su provisión para ti y también a través de ti. Él te está dando una autoridad y una fuerza que es sobrenatural.
¡Considerarás que todo vale la pena cuando te des cuenta de que todo lo que Dios permitió en tu vida tenía el propósito de llevarte a un lugar donde un día no haya nada más que Jesús! La misericordia de Dios te está trayendo a un lugar donde su mensaje será todo acerca de él, la completa suficiencia de Jesucristo.
En una era espiritualmente en bancarrota, tú serás el bono de estímulo de Dios para despertar a la sociedad dondequiera que vayas, simplemente dejando que Dios sea Dios en ti. Pronto no habrá ningún otro banco al que la gente pueda acudir, ningún otro cajero automático, ninguna otra institución en la que se pueda confiar. Sin embargo, siempre habrá un testimonio de Jesucristo. Habrá un pueblo dentro del cual Dios ha puesto el depósito de su Espíritu Santo.
Yo confío en que tú estarás entre los que proclaman la Palabra de vida, no solo hablando del poder protector de Dios, sino siendo una demostración visible. Algo de Dios nacerá en lo profundo de tu corazón: una fe purificada en su fidelidad. Será el oro puro de la fe confiada en un Dios que no sólo te ha hablado sino que vive en ti.
Como escribió Pablo: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:14-19).
En los próximos días, cuando todo lo demás comience a fallar, tú ofrecerás más esperanza que cualquier teoría, filosofía o bono de incentivo que pueda proponerse. A medida que la gente se cruce en tu camino, pronto descubrirás que el "último banco de América" eres tú. Siempre abierto, y los fondos son infinitos.