El Amor del Padre
A muchas personas les resulta difícil pensar en Dios como un padre amoroso. Lo ven a través de ojos nublados por el dolor de sus experiencias pasadas con un padre o padrastro impío.
Miles de cristianos no creen que Dios los ama porque su padre terrenal los abandonó, los hirió o los entristeció mucho. Oro para que este mensaje les hable no sólo a ellos sino también a aquellos de ustedes que aún no han descubierto las profundidades del amor del Padre celestial.
Muchos de nosotros conocemos las Escrituras y la teología detrás del gran amor de Dios por sus hijos. Sin embargo, muy pocos de nosotros hemos aprendido a apropiarnos de ese amor y, por tanto, no podemos disfrutar de sus beneficios.
Escucha cómo Dios se describió a sí mismo ante Moisés. “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado…” (Éxodo 34:6-7).
Cuando estamos en medio de nuestras pruebas, olvidamos lo que Dios ha dicho acerca de su propia naturaleza. Si tan solo creyéramos en él en esos momentos, tendríamos gran seguridad en nuestras almas. De principio a fin, la Biblia nos habla como la voz de Dios, revelándonos cuán tierno y amoroso es.
Dios está dispuesto a perdonar en todo momento. “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan” (Salmos 86:5). Él es paciente con nosotros, lleno de ternura y misericordia. “Muchas son tus misericordias, oh Jehová” (Salmos 119:156). “Clemente y misericordioso es Jehová, Lento para la ira, y grande en misericordia” (Salmos 145:8).
Cuando acudas al Señor en oración y adoración, ten mucho cuidado con qué tipo de imagen de Dios llevas a su presencia. Debes estar plenamente convencido de su amor por ti y creer que él es todo lo que dice ser.