El Botín de la Guerra Espiritual
Muchos cristianos piensan que una vez que son salvos, sus luchas terminan, que la vida irá viento en popa. Nada más lejos de la verdad. Dios no solo permite nuestras batallas, sino que tiene un propósito glorioso para ellas en nuestras vidas.
¿Qué es el “botín de guerra”? Son los despojos o los bienes tomados en batalla por los vencedores. David tenía una actitud reverente hacia el botín tomado en la guerra. Lo vemos en un decreto que promulgó hacia el final de su vida. Reunió a los líderes de la nación para establecer un orden divino para sostener la casa de Dios. ¿Qué recursos utilizarían para esta obra santa? “De lo que habían consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa de Jehová” (1 Crónicas 26:27).
Después de cada victoria militar, David recuperó despojos de oro, plata, bronce, madera, dinero demasiado grande para contar, y los acumuló con un propósito en mente: usar este botín como recursos para construir el templo.
Cuando las Escrituras hablan de reparar el templo, el hebreo original significa “restaurar la casa, fortalecer y consolidar lo que se construyó”. Estos recursos estaban destinados a crear y mantener el esplendor del templo.
¿Dónde está el templo de Dios hoy? Está compuesto por su pueblo: tú, yo y su iglesia en todo el mundo. Según Pablo, nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (ver 1 Corintios 6:19). Como el antiguo Israel, nuestro Señor todavía mantiene su templo a través del botín ganado en batalla. Por ello, nuestras pruebas sirven para algo más que sobrevivir. A través de cada batalla, Dios está apartando para nosotros, recursos y riquezas. Esos despojos están dedicados a edificar y mantener su cuerpo, la iglesia de Jesucristo.
Aquí está el principio al que Dios quiere que nos aferremos: Nuestro Señor está interesado en mucho más que simplemente hacernos vencedores. Debemos salir de la batalla con un montón de recursos. A esto se refiere Pablo cuando dice: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
Encontramos este principio de “provisión a través de la batalla" en la Palabra de Dios. La casa de Dios se mantuvo vibrante y viva porque su pueblo ha salido de cada conflicto no solo victorioso sino rico en recursos.