El Camino de Dios a través de la Oscuridad

John Bailey

David era un hombre conforme al corazón de Dios, pero tenía una naturaleza caída que es evidente en las Escrituras. En 1 Samuel 30:1-8, David y sus guerreros regresaron de la batalla y encontraron que los amalecitas habían quemado sus casas en Siclag y se habían llevado a las mujeres y los niños.

Si bien David aún no había sido coronado rey oficialmente, Dios ya lo había ungido para ser rey y asumir las responsabilidades reales para los demás. Sin embargo, él cometió el costoso error de dejar a las mujeres y los niños vulnerables al enemigo. La Escritura dice que David y sus hombres lloraron hasta que no tuvieron fuerzas para llorar más. Hay un lugar para la angustia por el costo de los errores o el pecado. De hecho, que Dios nos dé la fortaleza para llorar por el quebrantamiento.

Sin embargo, las dificultades de David estaban lejos de terminar. 1 Samuel 30 dice que los hombres estaban tan afligidos por la situación que comenzaron a hablar sobre apedrear a David. Si bien David tuvo que asumir cierta responsabilidad por el resultado de su elección, la decisión no había sido maliciosa y apedrearlo no era la respuesta correcta. Además de esto, la familia de David también había sido capturada y él estaba afligido por sus propias pérdidas. Hubiera sido tan fácil para él ver la injusticia de la situación y arremeter contra los hombres.

En cambio, la Escritura dice que en medio de su angustia, “David se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6). David fue honesto acerca de su fracaso, pero descansó en el asombroso poder de la misericordia de Dios. Una vez que se hubo fortalecido en privado en la presencia de Dios, David dio un siguiente paso muy importante. Le dijo al sacerdote Abiatar que le trajera el efod, que era la cubierta de un sacerdote. Como padre, esposo y líder, sé que la tentación debe haber sido salir corriendo a recuperar a su familia robada. Sin embargo, David aprendió la lección de moverse y no buscar primero la voluntad de Dios en oración.

Esto me habla poderosamente de no depender de mis 'estrategias' o mi 'know-how' para hacer retroceder la oscuridad espiritual. Solo Dios tiene el poder de vencer la oscuridad, y él conoce el camino al triunfo. Tal vez estés lidiando con situaciones intensas, algunas en las que incluso puedes tener parte de la culpa. El poder redentor de la bondad de Dios permanece; Dios es fiel aun en los momentos en que nosotros no hemos sido fieles.