El Corazón Tibio
Un corazón que ya no está encendido por Dios, o quizás nunca lo estuvo, tiene características distintivas.
Un corazón tibio es un corazón que no ora, que no tiene deseos de orar ni de entrar en la presencia de Dios.
Un corazón tibio no es despertado por la Palabra de Dios. Encuentra partes de la Biblia interesantes y conmovedoras, pero no capta el poder de las Escrituras para transformar corazones.
Un corazón tibio es desobediente a la Palabra. Cuando el corazón tibio comienza a responder a la Palabra y el Espíritu Santo irrumpe y revela una verdad, este corazón es como el hombre del que habla Santiago: “Es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural… y se va, y luego olvida cómo era” (Santiago 1:23-24). El corazón tibio no es un hacedor de la Palabra.
Un corazón tibio tiene poca o ninguna pasión por las almas y poco o ningún deseo de orar por los perdidos o de alcanzarlos.
Un corazón tibio sólo asiste a la iglesia cuando le conviene. Aunque las Escrituras claramente establecen que no debemos descuidar la reunión, el corazón tibio no siente que sea importante (ver Hebreos 10:25).
Un corazón tibio se vuelve emocionalmente insensible; no se conmueve. Leerá este mensaje y oirá esta verdad, pero no le importará. Se vuelve emocionalmente insensible a las cosas del Espíritu, la Palabra, la oración y los perdidos.
Sin embargo, con todas estas características, ¡hay esperanza para los tibios! “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Jesús te está llamando a salir de tu estado tibio. Él está diciendo: “Sí, estoy llamando a la puerta de tu casa. Quiero entrar y compartir una comida contigo y ver el fuego de Dios reavivado en tu corazón y en tu vida”.