El Deleite del Padre

David Wilkerson (1931-2011)

El relato del hijo pródigo es bien conocido, así que no entraré en los detalles de la historia. Sin embargo, esta historia no se trata principalmente de un hijo perdido. Más bien, se trata del deleite del padre.

Sí, la parábola del hijo pródigo se trata del regreso (ver Lucas 15:11-31), pero no se trata solo del hijo que finalmente regresa a casa. También se trata de lo que mantiene al hijo en casa. Se trata de la gracia, el perdón y la restauración. Lee la historia nuevamente y notarás que la historia no termina cuando él regresa. Esto es significativo.

¿Qué es lo que mantiene al hijo en casa? ¡Es el saber que su padre se deleita en él! “Porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (Lucas 15:24-25).

El padre del pródigo nunca lo reprendió, nunca lo condenó, ni siquiera habló de su huida. En cambio, hizo una gran fiesta e invitó a todos los amigos y vecinos de la familia. Este padre había estado deseando que su hijo volviera a casa, y ahora había sucedido.

El hijo pródigo protestó al principio y le dijo a su padre: “No, no, no soy digno”. Sin embargo, su padre pidió que le pusieran una túnica sobre los hombros, anillos en los dedos y zapatos en los pies. Todo lo que el padre poseía se puso una vez más a disposición del hijo. Hubo gran regocijo con música, baile y banquete.

Yo creo que el amor trajo a este joven a casa, pero fue el deleite del padre lo que lo mantuvo allí. Este joven perdido y quebrantado llegó a casa para quedarse porque se despertaba todos los días para ver que su padre estaba complacido de tenerlo en casa. Su padre estaba encantado de tenerlo presente con él. Además, todo lo que había sido destruido en la vida de ese joven estaba siendo restaurado.

He conocido a muchos ex adictos que son como el hijo pródigo. Pueden enfocarse solo en lo que se perdió hace años debido a su hábito: un cónyuge, hijos, un ministerio. Sienten el castigo del Señor, y eso puede ser doloroso, pero Jesús les dice: “Nada se pierde en mi reino. Vas a ser más fuerte a través de esto. Estás en casa ahora, y mi gracia te restaurará por completo”.