El 'Evangelio' de la Gloria del Hombre

Gary Wilkerson

Cuando Martín Lutero habló de la “teología de la gloria”, no estaba hablando de la gloria de Dios o cuando los creyentes honran y exaltan al Señor. Lutero estaba hablando de la gloria hecha por el hombre que se enfoca en uno mismo. Es una mentalidad de “Yo haré algo de mí mismo. Lo que la humanidad perdió en el huerto, yo puedo recuperarlo viviendo una vida gloriosa”.

La iglesia codificó esta mentira en el movimiento de prosperidad, diciendo que los creyentes pueden tener gloria a través del materialismo. Reclama esa casa nueva, auto nuevo, mejor trabajo, éxito: cualquier cosa que digas y cómo te traiga gloria demuestra que tienes la bendición de Dios. Lutero previó esta mentalidad de gloria propia en la iglesia. Sin embargo, no es que queramos sentarnos aquí y señalar con el dedo al movimiento de prosperidad, solo porque la mayoría de nosotros probablemente no estemos en ese movimiento.

Hay otro tipo de teología de la gloria que a menudo vemos en la iglesia de hoy, y es una que probablemente nos haya tocado en algún momento. Es la gloria en nuestras iglesias. Una vez más, esto no es la gloria de la presencia de Dios que viene, sino más bien es un estado de ánimo que dice: “Quiero que mi iglesia sea un lugar venerado, un lugar de gloria que impresione a la gente porque mi pastor es realmente impresionante” o si eres un líder de la iglesia: “Quiero la gloria de dirigir una iglesia realmente grande. Quiero que se conozca el nombre de mi iglesia porque es un lugar que está de moda”. El enfoque de la iglesia cambia de Dios a las personas, y se filtra en enseñanzas que son más psicología pop que Escritura. Las enseñanzas se tratan más sobre afirmaciones de que las personas son dignas y maravillosas, y la gente deja de hablar de cómo es que todos somos pecadores que necesitamos desesperadamente la gracia de Dios.

Lutero dijo que el único camino a la verdadera gloria es ir a la cruz, tomar cada una de nuestras propias cruces y sufrir y morir con Cristo. Sin embargo, no termina ahí; eso sería bastante inútil. La teología de la cruz apunta a la resurrección y la gloria eterna en la presencia de Dios.

La gloria en esta teología es de Cristo, no nuestra. “Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo…  llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4:7-10).