El Jesús Siempre Presente
No hace mucho, estaba sentado afuera de mi casa, leyendo mi Biblia, y de pronto sentí este intenso anhelo. Me encontré diciendo: “Jesús, desearía que estuvieras físicamente aquí. Desearía que te sentaras a mi lado en mi porche, abrieras mi Biblia y me hablaras de ella. Ojalá pudiera ver tus ojos y oír tu voz”.
En ese momento, recordé las Escrituras donde Jesús dijo: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya…” (Juan 16:7). ¿Cuántos de ustedes han escuchado esa escritura? La he oído desde que era un niño pequeño. El problema es que no estoy seguro de haberla creído alguna vez. Sinceramente, muchas veces he pensado que sería mejor si Jesús estuviera conmigo ahora mismo. Me subo a un avión y pienso: “Ojalá estuviera sentado a mi lado en este avión”. ¡Sería un mundo perfecto si tuviera a Jesús sentado a un lado mío y a mi esposa al otro!
Esto es lo que Jesús me dijo aquella vez en mi porche. “Gary, si estuviera aquí en la tierra, en el mejor de los casos, tendrías cinco minutos de mi tiempo al año porque habría una gran fila”.
Si Jesús estuviera físicamente aquí en la tierra, estaría limitado a la capacidad de la humanidad. Sería limitado lo que podría hacer o decirnos a cada uno de nosotros antes de que dijera: “Está bien, ahora, siguiente persona. Siguiente".
Ahora que su Espíritu y su verdad viven en nosotros, ¡él está contigo todo el tiempo! Él nunca tiene que dejarte para comer, dormir o ver a otra persona. Pensé que cuando la Biblia dice: “No te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6), significaba algo doctrinal. Dios no me permitirá nunca dejar de ser cristiano; él me sostendrá en mi fe.
Ahora veo ese versículo como una promesa de que Cristo nunca me dejará. Él está aquí conmigo. Estará en el avión conmigo. Cada vez que estoy en mi auto y quiero hablar con él, él está ahí. En realidad, eso es mucho mejor que estar físicamente aquí, ¿no es así?