El Poder de Su Resurrección
“A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos” (Filipenses 3:10-11).
Lo que voy a decir puede sorprenderte. Es que la resurrección de Jesucristo tiene todo que ver con el poder. Cuando digo esto, no me refiero solo al poder divino que resucitó a Jesús de entre los muertos. Por supuesto, ese tipo de poder es absolutamente milagroso y solo puede provenir de Dios mismo.
La resurrección de Cristo habla de un poder adicional, y éste también sólo viene de Dios. Es un poder que nos lleva a vivir vidas santas, a estar libres del dominio del pecado, a vencer todo hábito y lujuria conocida por el hombre, a caminar en una justicia que proviene solo de Dios por fe. Obtener este poder es conocer a Cristo en el poder de su resurrección.
El apóstol Pablo habla de este tipo de poder de resurrección. Él tenía un profundo anhelo interior de conocer a Cristo, y ese anhelo procedía de su propio clamor profundo por la santidad. Él encontró la respuesta en “nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre” (Romanos 1:3-5).
Pablo vio que Jesús había venido a la tierra como un hombre con el poder del cielo reposando sobre él, poder para sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, resucitar a los muertos y dar vida eterna. La resurrección de Jesús, acompañada de una proclamación divina de que verdaderamente era el Hijo de Dios, abrió el camino para todos hacia una vida nueva y abundante en él.