El Poder del Cántico
¿No es maravilloso de cuántas maneras Dios usa el mundo que nos rodea para nuestro beneficio? Incluso los intangibles son sus herramientas milagrosas, y una de mis favoritas es la música. Su poder es tal que puede aprovechar todas las emociones humanas. A lo largo de la historia, la música ha calmado almas enfurecidas, aliviado corazones rotos, renovado espíritus decaídos y proclamado buenas nuevas a los desesperanzados. En la Biblia, incluso ayudó a ganar una guerra.
En 2 Crónicas 20, una alianza de naciones se preparó para marchar contra Judá. El rey Josafat, cuarto rey de Judá, respondió pidiéndole ayuda y guía a Dios. Luego le pidió a su pueblo que ayunara mientras alistaba sus ejércitos.
Josafat empleó aquí una poderosa estrategia. Primero, involucró al pueblo en su súplica al Señor. Los versículos seis al doce relatan una oración poderosa y elocuente en el templo, y el versículo trece se toma un momento para señalarle al lector que todos estaban allí. “Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos” (2 Crónicas 20:13). Estaban juntos en esto, rey y reino, de pie en fe delante de Dios.
A continuación, adoraron. “Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová” (2 Crónicas 20:18). ¿No te hubiera encantado escuchar el crescendo de alabanza ese día? Ellos sabían quién traería su victoria y alabaron de antemano.
Sin embargo, lo mejor estaba por venir. “Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 20:21).
¡Así es como se gana una guerra! Dios respondió al pueblo ese día como solo él puede hacerlo, con una poderosa victoria para Judá y una derrota humillante para sus atacantes que se volvieron unos contra otros.
¿Tu espíritu se siente cansado de la guerra? ¿Tienes miedo de una batalla que se avecina en tu vida, o conoces a alguien que lo tenga? Haz lo que hizo el pueblo aquel día; estar juntos, adorar y hacer algo de música. ¡Alaba a Dios antes de la batalla y canta, incluso cuando no puedas ver el resultado! Cuando las alabanzas suben, las bendiciones bajan.