El Señor Peleará por Ti
A medida que los egipcios se acercaban rápidamente a los israelitas, éstos no tenían adónde correr. Las montañas a ambos lados estaban desiertas, sin árboles ni cuevas donde esconderse. El mar los acorralaba por el otro lado. Era una situación imposible. Las Escrituras dicen que en ese momento, “los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová” (Éxodo 14:10).
Intenta ponerte en su situación. Tu familia está reunida a tu alrededor: hijos, abuelos, otros parientes. De repente, oyes el estruendo de las ruedas de un carro, el repiqueteo de los sables y el feroz grito de guerra de un ejército asesino y sediento de sangre. ¿No tendrías temor?
Dios es paciente con nosotros cuando el terrible arrebato del temor humano nos vence en una crisis repentina. Nuestro Señor no es un capataz severo. Él sabía que esta sería una experiencia aterradora para Israel. De hecho, se habría sentido complacido con una oración como esta: “Señor, tenemos miedo. Sin embargo, sabemos que tú siempre has sido fiel en liberarnos. Cuando estábamos en Egipto, nos libraste del ángel de la muerte y de todas las plagas. Sabemos que tú tienes el poder para librarnos de esta crisis también. Padre, encomendamos nuestras vidas en tus manos”.
¿Era este el clamor de Israel? ¡No! La Escritura dice: “Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto… Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” (Éxodo 14:11-12).
Los israelitas estaban siendo sarcásticos, casi al punto de la blasfemia. Ciertamente, ese no era el clamor de la fe. Sin embargo, Dios le respondió a Israel: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará… Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éxodo 14:13-14). El Señor pelearía por los israelitas y los salvaría, pero primero, ellos tenían que lidiar con su temor.
¿Estás enfrentando tu propia crisis en este momento? ¿Te preguntas: “Señor, ¿qué debo hacer en una situación tan temerosa?” ¡Deja que la promesa de Dios a Israel sea tu fortaleza hoy y deja que Él expulse todo tu temor!