El Señor te Bendiga y te Guarde
Oro diligentemente sobre estos mensajes, y mientras oraba sobre lo que el Señor quería que escribiera en este, el Espíritu Santo me susurró claramente: “Alienta al pueblo de Dios. Diles cuánto los ama el Señor y cuánto se deleita en sus hijos”.
Yo creo que esta es una palabra especial para muchos que leen este mensaje. Necesitas escuchar en tu interior, en este mismo momento, que el Señor te va a guardar y que se deleita en ti durante tu presente hora de prueba. Este es el texto que yo creo que necesitas recibir como una palabra personal de él en este momento:
“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:11-12).
“En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia… En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad” (Salmos 31:1, 5).
“Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias. No me entregaste en mano del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso” (Salmos 31:6-8).
“Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro? Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; esto sé, que Dios está por mí” (Salmos 56:8-9).
Incluso si lo que estás pasando en este momento es una disciplina amorosa, recuerda que es una señal segura de que tu Padre te ama y se deleita en ti. Si recibes esta palabra de que Él te ama profundamente y se regocija en ti, sabrás que todas las cosas están obrando para tu bien y que tus pasos verdaderamente están siendo ordenados por Él.
Por favor, subraya la porción de las Escrituras que el Espíritu testifica que es tuya. ¡Créelo! Dios te lo ha enviado hoy.