El Trigo, el Fuego y el Martillo

John Bailey

Muchos creyentes anhelan un avivamiento y hablan de cuánto lo necesitamos en estos tiempos modernos. El problema es que, muchas veces, no incluimos todas las partes necesarias para el avivamiento. Veamos un versículo en particular del Antiguo Testamento que mi amigo Gary Wilkerson me señaló recientemente; realmente establece tres de los elementos importantes que necesitamos para provocar un avivamiento. 
 
“El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:28-29).
 
Este versículo puede parecer un poco extraño al principio, pero tengan paciencia. Tienes el trigo, el martillo y el fuego. A la mayoría de nosotros probablemente nos guste el sonido del trigo; esa es una buena imagen en general. Implica que vamos a comer pan, y a todo el mundo le gusta una buena barra de pan recién horneado. Queremos tener una vida espiritual plena como el trigo en lugar de la paja. El fuego es un poco más atrevido, pero todos deberíamos querer tener una pasión ardiente por los mandamientos de Dios, ¿verdad? El martillo de la Palabra de Dios es más difícil de encontrar atractivo. Representa un llamado al arrepentimiento, una orden firme para apartarse de los caminos del mundo, un golpe que rompe el pecado y reforma. Quizás queramos eso para otras personas, pero no es fácil querer ese martillo para nosotros.
 
Muchas veces, los creyentes se centran en uno de estos tres aspectos del llamado de Dios, pero ninguno de ellos funciona bien por sí solo. Están destinados a fluir juntos. Cuando hablamos la Palabra de Dios, alimentamos nuestras almas. Esa alimentación trae fuego para las cosas de Dios. En ese punto, el martillo reformador y transformador es más natural que crítico. Sin el trigo y el fuego, el martillo simplemente destruye. Para un creyente lleno de Escrituras y encendido por el Espíritu, el martillo es una parte normal del crecimiento espiritual.
 
Sólo entonces podremos pedir el arrepentimiento de una manera sincera y no crítica, porque también estamos invitando a las personas a entrar y ser alimentadas e iluminadas con pasión piadosa.