Encontrado en las Calles por Dios
Sé lo que es sentirse pobre. Sé lo que es crecer con muy pocas esperanzas. Sé lo que es mirar hacia el futuro y ver el vacío. Sé lo que es estar completamente atado por el temor. Yo también fui golpeado por el enemigo y quedé profundamente herido en mi corazón.
En mi antiguo estado de adolescente enojado, hosco y borracho, recuerdo que a menudo pasaba por una iglesia particular en mi ciudad natal. Sólo más tarde descubrí que se trataba de una congregación bautista nacida de nuevo. Una vez tuvieron reuniones al aire libre y un culto emocionante, pero la ciudad la cerró e incluso metió al pastor en la cárcel. La iglesia acudió a los tribunales para luchar contra la prohibición de sus reuniones al aire libre y ganó; pero por alguna razón, a pesar de que habían ganado el derecho legal de practicar el culto al aire libre, nunca lo volvieron a hacer, según vi.
Esa iglesia nunca supo que había un muchacho borracho y deprimido que pasaba por sus puertas con regularidad; Ese niño no sabía que había vida eterna y alegría dentro de esas puertas.
No fue hasta que ese joven finalmente se convirtió por un policía montado real canadiense llamado Irv que conoció la libertad de Dios. Alguien abrió sus puertas, me llevó adentro y comenzó a hablar palabras de vida en mi corazón. Irv derramó el amor de Dios en mí. Por eso encontré a Jesucristo como mi Salvador. Dios, por su misericordia, me llamó al ministerio, pero nunca he olvidado de dónde vengo ni de qué se trata el evangelio.
Las Escrituras nos muestran que la congregación que siguió a Jesús no estaba formada por las personas más religiosas ni por las más ricas. De hecho, los religiosos no podían entenderle. Los pobres, los ciegos, las prostitutas, los cojos, los leprosos y aquellos a quienes la sociedad no quería: se convirtieron en la congregación de Cristo. Él salió y los encontró en las calles; los amó y derramó su vida en ellos. Lo más importante es que ellos sabían que él los amaba.
¿Has experimentado la libertad que sólo Jesucristo puede dar? ¿El Señor ha derramado su vida en la tuya?