Encontrando a Dios en el Horno
En el libro de Daniel, tres hombres hebreos fueron al fuego con sus cuerpos ya muertos para el mundo. “Respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” (Daniel 3:16-18). Ellos pudieron ofrecer sus cuerpos con alegría como sacrificios vivos y Jesús literalmente los encontró en su crisis.
¿Qué crees que le dijeron a Jesús cuando apareció en el horno? “Gracias por no dejarnos sentir el dolor. Gracias por darnos otra oportunidad, por unos años más”.
¡No! Yo creo que dijeron: “¡Señor, llévanos contigo! No nos dejes aquí. Hemos tocado el éxtasis, la gloria, y no queremos volver atrás. Llévanos a casa para estar contigo. De seguro hubieran preferido estar con él. Jesús conoce este tipo de corazón, y es a él, con quien Jesús se compromete.
¿Eres capaz de decir: “Señor, llévame a casa”? Quizás nunca hayas aprendido a encomendar tu cuerpo, tu negocio, tu matrimonio y tus crisis en las manos de Dios.
Sí, siempre debemos orar con fe, creyendo que Dios responderá; sin embargo, debemos confiarle completamente nuestra situación, diciendo en nuestros corazones: “Pero si no, Señor, seguiré confiando en ti. Señor, tú puedes librarme de este horno de fuego. Pero si no, seguiré creyendo. Incluso si tengo que seguir en esta horrible prueba, si tengo que enfrentar más sufrimiento, más pruebas, te encomiendo todo. Solo ven y camina junto a mí”. ¿Puedes hacer esta oración?
Te prometo que Jesucristo vendrá a tu crisis. Él te tomará de la mano y te conducirá a través del fuego. Considero que la venida de Cristo a mi crisis es la mayor respuesta posible a la oración. Cuando él viene, su presencia me eleva por encima de todo dolor o confusión. Cuando Jesús aparece a tu lado, te toma de la mano y te hace estar firme.