Esperando su Venida

David Wilkerson (1931-2011)

Jesús advirtió a sus seguidores: “Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no penséis” (Mateo 24:44).

Una característica de la novia de Cristo es la expectativa de su pronto regreso. La esposa de Jesús debe vivir en continua y gozosa expectativa de su inminente regreso porque puede venir en cualquier momento.

Jesús advirtió, sin embargo, que en los últimos días ministros malvados se infiltrarán en la iglesia en un esfuerzo por hacer dormir a la novia. Intentarán quitarle el corazón de amor por su novio diciendo: “Mi señor tarda en venir” (Mateo 24:48). Este evangelio es predicado por aquellos que no quieren pagar el precio de obedecer los mandamientos de Cristo. Realmente no quieren que Jesús regrese porque tienen hábitos pecaminosos y llevan una doble vida; de hecho, han inventado una doctrina para justificar su continuación en el pecado. ¿Cuál es el resultado de esta falsa enseñanza? Primero, termina en la mundanalidad porque quienes creen en ella quieren disfrutar del éxito y la prosperidad mundanos.

Amados, ¡no cedan ante esta doctrina de la demora! Si eres parte de la novia de Jesús, estarás tan enfermo de amor por tu Señor que no podrás aceptarlo. En cambio, clamarás: “Mi Señor dijo que debo estar listo en cualquier momento para su regreso. Sé que está cerca; puedo sentirlo. Mi corazón clama dentro de mí: '¡He aquí que viene el esposo!'”

La iglesia primitiva estaba completamente despierta, prestando atención a las palabras de Jesús. Sus lámparas estaban preparadas y encendidas, y tenían una buena provisión de aceite. Pedro resumió el espíritu de la iglesia primitiva: “Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios… pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva” (2 Pedro 3:12-13).

Finalmente, Pablo dijo: “…fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:5-7).