Esperanza para la Tormenta Venidera
David nos da una imagen clara de la actitud de Jesús frente a la tormenta venidera. Pedro predicó de los salmos de David, que hablan proféticamente de Cristo, diciendo: “Veía al Señor siempre delante de mí, porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Hechos 2:25). El significado literal aquí es: "Yo estaba siempre en su presencia, contemplando su rostro". David agregó: “Por lo cual, mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza” (Hechos 2:26).
Este es el secreto: ¡Jesús mantuvo al Padre siempre delante de su rostro! Él buscaba continuamente lugares secretos para estar encerrado con su Padre. Fue solo después de estar en la presencia de Dios que Cristo salía a ministrar, completamente persuadido de que su Padre siempre estaba con él. “Está justo a mi lado y nada en esta tierra puede moverme”. La palabra griega para mover aquí significa “agitado, sacudido o perturbado”. Jesús estaba diciendo, “Ningún mal, problema o desgracia puede derribarme o quebrantar mi confianza. Mi Padre tiene el control completo”.
Amados, si vamos a enfrentar la tormenta que se avecina, debemos estar preparados para que nada turbe nuestro espíritu. La única forma de hacerlo es pasar tiempo en la presencia del Padre contemplando su rostro. Tenemos que estar encerrados con él en oración, practicando su presencia, buscándolo hasta que estemos completamente persuadidos de que él está a nuestra diestra.
El Señor nos asegura: “No os conmováis ni agitéis por nada de lo que veáis. Mantén tus ojos enfocados en mí y conservarás tu alegría”. Pedro citó los salmos y las palabras de David, diciendo: “Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia” (Hechos 2:28).
Esencialmente, él estaba declarando: “Yo enfrenté todo lo que tú enfrentarás en los últimos tiempos. Tuve el mismo presentimiento porque vi la tormenta que se avecinaba. Corrí a la presencia de mi Padre, y él calmó mi espíritu mostrándome el resultado. En su presencia encontré todo el gozo, la esperanza y el descanso que necesitaría hasta el final”.
Mi carne reposará en la esperanza.