La Fidelidad de Dios en la Tentación
Algunas de las personas más piadosas le han fallado miserablemente a Dios. Un ejemplo de ello fue David, un hombre conforme al corazón de Dios.
¡Qué equivocado estaba Satanás! Escuchemos el clamor de David después de arrepentirse: “Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte” (Salmos 118:18). David fue tentado y probado, pero Dios no lo entregó al poder de Satanás.
Amado, si el diablo viene a ti con poderosas tentaciones, no siempre es porque tu corazón sea malvado. Él podría estar atacándote porque has vuelto al Señor. Él está trayendo feroces pruebas de lujuria y tentación contra ti para intentar destruir tu fe.
Pablo anima a los creyentes fieles: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
Puede que estés desanimado porque el enemigo ha venido contra ti como un río. El ataque puede ser a través de la tentación, la lujuria, problemas matrimoniales o una crisis financiera. Puede que te estés diciendo: “Aquí estoy, tratando de servir al Señor. Estoy haciendo todo lo posible por serle fiel, pero las cosas siguen empeorando. ¿Hay algo mal en mí? ¿Por qué se siguen acumulando mis problemas?”
Te insto a que mires a tu derecha, a tu izquierda, al frente y a tus espaldas. Todos estamos pasando por algo. Detrás de las sonrisas de tus queridos hermanos y hermanas en Cristo hay muchas lágrimas. Están sufriendo por pruebas de las que tú no sabes nada. No estás solo en tu sufrimiento, y tu prueba no es una circunstancia extraña. Lo que estás pasando es común a multitudes. Aférrate a Dios en oración y recuerda las palabras alentadoras de Pablo: “Dios es fiel”.