La Mano Misericordiosa de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

“Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:35-37).

Probablemente recuerdes la historia de Sodoma y Gomorra en el libro del Génesis. Dos ángeles, con apariencia de hombres, se acercaron a las puertas de Sodoma. Probablemente iban vestidos como personas comunes.

El sobrino de Abraham, Lot, estaba sentado a la puerta de la ciudad, posiblemente ocupando algún rango oficial (puede haber sido uno de los ancianos de la ciudad que recibía a los visitantes).

¿Por qué envió Dios ángeles para rescatar a Lot y su familia? Sabemos que Lot y sus hijas finalmente fueron salvados de Sodoma, pero sus dos yernos y su esposa fueron destruidos. ¿Por qué fue salvado Lot? ¿Por qué envió Dios ángeles para sacar a este hombre de la ciudad antes de su destrucción? ¿Fue por la moralidad de Lot? ¿Fue porque Dios vio algo grandioso en él?

¡No! La respuesta es muy sencilla. La Escritura dice: “…según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad” (Génesis 19:16). Dios le extendió su misericordia a Lot.

Considero que Lot es un tipo de creyente del remanente en estos últimos días, que vive en una sociedad malvada que está a punto de ser juzgada. Hoy, Estados Unidos está listo para la destrucción; de hecho, nuestra nación ya está bajo juicio. Lot representa a la iglesia del remanente justa en medio de ella, pues la Biblia llama a Lot un hombre justo (ver 2 Pedro 2:6-8).

Sin embargo, si la iglesia de Dios hoy es justa, es sólo por la sangre de Jesucristo y no por ninguna bondad o moralidad que el Señor haya visto en nosotros. Es sólo por su pura misericordia que vino a nosotros y nos sacó del juicio, incluso cuando dudábamos en abandonar nuestros pecados.

El Señor, siendo misericordioso con nosotros, nos sacó y nos puso fuera de esta sociedad condenada. Amados, merecemos ser consumidos, pero gracias a Dios por su mano misericordiosa.