El Reposo Prometido por Dios
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Tal vez te preguntes: “¿Qué significa entrar en este reposo prometido? ¿Cómo debería ser en mi vida?” En pocas palabras, entrar en su reposo prometido significa confiar plenamente en que Cristo ha hecho toda la obra de salvación por ti. Debes descansar en su gracia salvadora solo por fe. Yo oro para que Dios quite las escamas de nuestros ojos y nos permita entender esto verdaderamente.
Cuando Jesús exhorta: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28), nos invita a detener toda lucha carnal y esfuerzo humano para obtener paz. Él quiere que confiemos totalmente en él y en su obra por nosotros.
Nuestra batalla no es contra sangre y carne; tiene lugar en el reino espiritual. El Antiguo Testamento deja esto muy claro. Una y otra vez, Israel hizo promesas vacías e inútiles a Dios: “Queremos servirte, Señor. Haremos lo que nos ordenes que hagamos”. Pero la historia demuestra que no tenían ni el corazón ni la capacidad para cumplir su palabra. Dios tuvo que despojarlos de toda fe en sí mismos.
Todo lo que necesitamos viene de nuestro precioso Señor. Pablo declara: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” (Hechos 17:28). Esto habla de compañerismo ininterrumpido. A través de la victoria de la cruz, nuestro Señor se ha hecho disponible para nosotros cada hora del día y de la noche.
Tenemos que tomar una decisión y decir: “Quiero a Cristo en mi vida. Quiero ser libre de toda carne. Por lo tanto, voy a avanzar hacia su presencia y tomar mi posesión. Quiero que Jesús sea mi todo, mi única fuente de satisfacción”.