Haciendo Frente a Nuestros Gigantes
¿Estás enfrentando una crisis? ¿Tiene un gigante amenazante de un problema en el hogar, en el trabajo o en tu familia? La única forma de enfrentarse a un gigante es hacer lo que hizo David: recordar al león y al oso. Al recordar la fidelidad de Dios hacia él en sus crisis pasadas, David pudo enfrentarse a Goliat sin temor.
Cuando David se ofreció como voluntario para luchar contra Goliat, “Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él… David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca… Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (1 Samuel 17:33-36).
David sabía el peligro que enfrentaba contra Goliat. Él no era un novato, un niño ingenuo lleno de valentía y en busca de pelea. No, David simplemente estaba recordando sus liberaciones pasadas. Audazmente declaró: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:37).
Multitudes del pueblo de Dios hoy se enfrentan a gigantes por todos lados, y muchos se encogen de miedo. ¿Esto te describe? ¿Has olvidado la vez que estuviste tan enfermo que estuviste cerca de la muerte, pero el Señor te levantó? ¿Recuerdas ese desastre financiero cuando pensaste: “Eso es todo; es el fin”, pero el Señor te llevó a través de ello y te ha guardado hasta el día de hoy?
Hay muchas cosas que no entendemos; y no entenderemos todas las situaciones hasta que estemos en casa con Jesús. Creo absolutamente que Dios puede sanar y que tiene una salida para cada situación. La pregunta para nosotros es: “¿Dónde encontramos la fe, la valentía, para levantarnos y obtener la victoria en él?” Solo viene recordando al león y al oso. Llega cuando eres capaz de recordar la increíble fidelidad de Dios y las victorias pasadas que él te ha dado. No puedes enfrentarte a un gigante hasta que puedas entender la majestad y la gloria de Dios en tu vida.