Hemos Recibido Una Palabra
Vivimos en la época de la mayor revelación del evangelio de la historia. Hay más predicadores, libros y medios evangélicos que nunca. Sin embargo, nunca ha habido más angustia, aflicción y mentes atribuladas entre el pueblo de Dios. Los pastores de hoy diseñan sus sermones solo para reunir personas y ayudarlas a lidiar con la desesperación.
No hay nada malo con esto. Yo mismo predico estas verdades, pero creo que hay una razón simple por la que vemos tan poca victoria y liberación: es la incredulidad. El hecho es que Dios ha hablado con gran claridad en estos últimos días; y él ha dicho: “Ya les he dado una Palabra. Está terminado y completo. Ahora, ponte de pie sobre ello".
Que nadie te diga que estamos experimentando una escasez de la Palabra de Dios. La verdad es que estamos experimentando una escasez de oír la Palabra de Dios y obedecerla. ¿Por qué? Pablo dice claramente: "Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:11-13, 16-17).
Esta es la única forma en que la fe verdadera se levantará en el corazón de cualquier creyente. Viene al oír, es decir, al creer, confiar y actuar en base a la Palabra de Dios.
“Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová… Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en él confían” (Salmos 34:17-19, 22).
En solo estos pocos pasajes de los Salmos, se nos da suficiente Palabra de Dios para expulsar toda incredulidad. Te insto ahora a oírlo, confiar en ello y obedecerlo. Finalmente, reposa en ello.