Honrando a los Que Vinieron Antes Que Nosotros
“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud. En ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza. Como prodigio he sido a muchos, y tú mi refugio fuerte. Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares” (Salmos 71:5-9).
Siempre he encontrado el Salmo 71 extremadamente conmovedor. Es un clamor del corazón de un hombre que estuvo cerca de Dios desde su juventud hasta sus últimos años. Había logrado grandes hazañas e incluso, en su día, sus compañeros lo consideraban un héroe y un modelo a seguir. También es el retrato de un hombre que, en el otoño de su vida, ahora teme ser olvidado.
Este clamor profundo es aún más abrumador porque es el eco de una epidemia silenciosa hoy, que millones de hombres y mujeres de buena edad sienten que han sido apartados por una sociedad basada en el desempeño, que está desproporcionada y cruelmente enfocada en la juventud.
En el lenguaje moderno, el salmista estaría preocupado por el hecho de que su hijo solo lo llama una vez al año en Navidad, que sus nietos siempre están demasiado ocupados para venir a visitarlo. Él temía perder sus facultades intelectuales, su memoria o su autonomía.
Por supuesto, las campañas publicitarias del gobierno nos hacen conscientes de las aflicciones de la soledad, el abandono y, a veces, incluso el abuso que experimentan muchas personas mayores. Sin embargo, yo creo que, como hijos de Dios, la sensibilización es lo mínimo que podemos hacer. Somos llamados a proteger a nuestros mayores y ser un refugio para ellos. Ellos son los que construyeron la sociedad en la que vivimos, así como las iglesias en las que nos reunimos para llevar a cabo nuestra fe.
Te animo y te reto a que muestres respeto, cuidado y amor por el adulto mayor que te rodea. Te insto a protegerlos de la soledad y el aislamiento y a honrarlos como Dios nos llama a hacer.
Claude Houde es el pastor principal de Eglise Nouvelle Vie (Iglesia Vida Nueva) en Montreal, Canadá. Bajo su liderazgo, la Iglesia Nueva Vida ha crecido de unos cuantos asistentes a más de 3500, en una parte de Canadá en la que hay muy pocas iglesias protestantes exitosas.