Joyas Preciosas

David Wilkerson (1931-2011)

Escucha esta profecía de Isaías:

“Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti” (Isaías 54:11-14). 

¡Qué profecía tan asombrosa! Las “piedras preciosas” mencionadas en el versículo 11 son joyas. Si sabes mucho sobre joyas, sabrás que un diamante alguna vez fue un trozo de carbón en el que los elementos han trabajado durante años. La Palabra de Dios nos dice: “Tus aflicciones están destinadas a convertirte en algo hermoso, algo precioso para mí”.

Las “ventanas de piedras preciosas [ágatas]” que se mencionan aquí son un tipo de cuarzo que se vuelve transparente mediante el fuego. El aspecto de las ventanas tiene que ver con los ojos o la visión. Dios está diciendo que confiar en él a través de tus aflicciones te dará una visión clara y discernimiento. Te permitirá ver lo invisible con una claridad cristalina.

Muchos eruditos creen que la frase “puertas de piedra de carbunclo” se lee más exactamente como “puertas de perla”. Las perlas se forman a partir de un grano de arena en el vientre de una ostra. El grano ralla e irrita a la ostra hasta que el animal inyecta líquido a su alrededor y se convierte en una perla. Piensa en todas las irritantes fricciones de tu vida. ¿Qué está haciendo Dios? Él está haciendo una perla. Cada perla es un recuerdo del sufrimiento.

Yo creo que Isaías está hablando de la belleza de Jesucristo en este pasaje. En otras palabras, cuando se permite que la aflicción haga su obra, surge un pueblo que hace brillar la belleza del carácter de Cristo. Nos hace cada vez más como Jesús.