La Misión de la Iglesia
¿Cuál es la misión de la iglesia? Para responder a esta pregunta, debemos examinar la misión de Jesucristo en la tierra. Cuando entendamos su misión, sabremos cómo guiar la misión de la iglesia.
La misión de Jesús fue la misma que la de su Padre. Él vino, habló y predicó. Él enseñó: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 6:38).
Él también dijo: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:28-29).
La misión de Jesús fue dirigida por el Padre que actuó a través de él. El Padre le dio a Jesús toda la gloria, el poder y la autoridad, que luego él entregó al mundo.
Hoy, la mayor necesidad de la iglesia es permitir que lo que recibimos de Cristo salga al mundo que está más allá de nosotros. Dios nos lo da y nosotros lo recibimos, pero muchas veces nos quedamos ahí. Dios quiere seguir derramando más de su bendición sobre la iglesia, y lo hará mientras sigamos dándola. Recibimos, y luego damos, y luego recibimos más, y damos más.
A veces, las bendiciones de Dios se interrumpen porque sólo queremos recibir y no dar. Cuando esto sucede, la misión de la iglesia deja de parecerse a la de Jesús.
Jesús vino a la tierra con la misión de Dios en su corazón. Él predicó la buenas nuevas, liberó a los cautivos, liberó a los que estaban presos y sanó a los enfermos. Jesús todavía proclama el año de la libertad a los que están en cautiverio, ¡y esa es la misión de la iglesia!