La Recompensa es Realmente Buena
En Mateo 6, Jesús habló de tres disciplinas personales que son parte de la vida de todo cristiano: dar, orar y ayunar. Tenga en cuenta que dije que estas tres disciplinas son parte de la vida de todo cristiano. ¿Cómo sabemos que deberían ser parte de nuestras vidas? Mientras Jesús hablaba de ellos, usó una palabra importante delante de cada uno.
Veamos la oración como ejemplo. “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6). Jesús comenzó cada una de las tres disciplinas con la palabra "cuando", lo que supone que ya las estamos practicando. Es más, si practicamos estas disciplinas sin que nadie lo sepa, recibiremos una recompensa y todos se beneficiarán; siempre se harán públicos, o “abiertos”, en su efecto.
Ahora vuelve y cuenta el número de veces que Jesús usó las palabras tú o los tuyos. Este es el único versículo en toda la Biblia que contiene el pronombre personal singular tantas veces. ¿Por qué es importante tener esto en cuenta? Porque Jesús estaba diciendo que tienes una responsabilidad. Tú.
Esta es la parte hermosa; esta responsabilidad nunca es una pérdida de tiempo porque tu Padre te recompensará. Tú. La palabra "recompensa" significa registrarse y recibir un cheque de pago. Jesús estaba diciendo que cada vez que oras, registras tu llegada; esperas un cheque de pago. Dios paga bien a sus trabajadores. Saldrás con mucho más de lo que pusiste.
Cuando la Madre Teresa estaba viva, muchos de los que la visitaban a ella y a sus misioneras de la Caridad en Calcuta se sorprendían de que cada hora del almuerzo dejaban su trabajo de soporte vital en los dispensarios y en el hogar por los moribundos. “¿Por qué vuelves tan pronto y no te quedas más tiempo? ¿A dónde vas?"
La Madre Teresa respondió: “Vamos a orar. Hemos aprendido que trabajar sin oración es lograr sólo lo humanamente posible, y nuestro deseo es involucrarnos en las posibilidades divinas”.
Nos involucramos en las posibilidades divinas cuando damos, cuando oramos, cuando ayunamos. Asumamos hoy nuestras responsabilidades. La recompensa es demasiado buena para no hacerlo.