La Trinidad es Más que un Trébol

Gary Wilkerson

Cuando estaba en la escuela bíblica, una de mis clases era un panorama del Nuevo Testamento. Era un anciano pastor británico que estaba tratando de enseñarnos la teología de la Trinidad. Fue casi como: “Bien, hay Padre, Hijo, Espíritu Santo. Son tres; son uno; son como un trébol; son como una bombilla”. Principalmente lo que aprendí ese día fue: "¿Dios es como un… trébol? No sé si eso me hace querer adorarlo".

Una confusión y ambivalencia similar sobre la Trinidad parece flotar sobre la iglesia hoy. Un entendimiento común de la Trinidad es que son tres personas. De alguna manera también son uno, pero no sabemos cómo. Realmente tampoco queremos explorar eso demasiado en profundidad, por lo que existe esta desconexión de quién es Dios realmente.

En mis primeros días, cuando leía a Juan donde Jesús dijo: “El Padre y yo somos uno”, pensaba: “Vaya, son muy cercanos. Son buenos amigos. Son realmente íntimos”. Sin embargo, eso no es necesariamente entender la relación de Jesús, el Padre y el Espíritu Santo. No es una amistad o una relación en el sentido de que soy uno con mi esposa. Jesús estaba hablando de esencia y sustancia.

¡Entender esto, realmente entenderlo, es muy importante! Si solo vieras a Jesús como una especie de figura independiente pero no como una parte completa de la Deidad, no tendría el poder de salvar porque no es Dios. En ese momento, es solo un buen maestro. Si nunca nos hemos sentado y estudiado la doctrina de la Trinidad, la encontraremos en las Escrituras y pensaremos algo como: "Está bien, el Padre hizo esto en mi vida, y luego, el Espíritu Santo por separado, hizo esta otra cosa".

Sin embargo, si los niegas como Trinidad, te hallarás quedándote corto. Realmente no puedes conocer a Dios ni nada realmente profundo acerca de él a menos que lo veas comenzando a revelarse en esta forma de tres personas y una esencia.

Tenemos que cavar más profundo, tomar más tiempo, ser más pacientes, tal vez un poco más humildes. Tenemos que entender que realmente no conocemos a Dios como pensamos que lo conocemos. Sin embargo, a medida que lo buscamos de verdad, todo nuestro caminar con él se transformará.