Las Cuatro Cosas que Dios nos Da
En Filipenses, el primer capítulo termina con un encargo a los creyentes. “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios” (Filipenses 1:27-28). ¡Esto suena genial!
Los dos últimos versículos suenan aún mejor, al menos al principio. “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él…” ¿Quién no querría esto? Dios nos está dando un regalo; nos está otorgando la salvación y la fe en él. Entonces, ¿qué más obtenemos? Este pasaje dice a continuación, “…sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí” (Filipenses 1:29-30).
Eso nos hace hacer una pausa, ¿no es así? Tal vez decimos cosas como “Dios, yo pensaba que me ibas a conceder la victoria. Pensé que me darías éxito y crecimiento. Pensé que me darías alegría…” El asunto es que Dios sí nos concede todas esas cosas, pero también nos regala el sufrimiento por su causa.
Hay cuatro cosas que Dios quiere ver creadas a través de las pruebas en las personas que ama. Número uno, él quiere que tu corazón se anime. La número dos es que seas entretejido con otros creyentes en amor. La tercera es que alcances todas las riquezas de la plena certidumbre y la cuarta es la comprensión del conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo.
Luchar es agotador y doloroso. Cuando oímos un mensaje suave sobre cómo podemos tener todas estas bendiciones sin luchar, es muy tentador creer, ¿verdad? Obtener estos dones de Dios no requiere oración de intercesión. No requiere ayuno. No requiere estudiar día y noche o que arrodillarse ante Dios con tanta frecuencia.
Ese es un mensaje tentador, pero ¿es cierto? No creo que lo sea, basado en esos versículos en Filipenses. Dios nos concede el sufrimiento y nos da estas bendiciones a través de nuestras pruebas.