Las Temporadas de Nuestras Vidas
Todos pasamos por etapas de la vida y, en ocasiones, podemos señalar un momento específico que marca un nuevo período de la vida. Recientemente, entré en una nueva temporada. Mi padre falleció, de forma bastante abrupta, el año pasado. Algo fundamental en tu mundo cambia cuando pierdes a uno de tus padres, sin importar la edad que tengas.
Cuando Dios de pronto te lleva a una nueva temporada que no es placentera y que no esperabas, probablemente te sorprendas preguntándote: “¿Por qué estoy pasando por esto? ¿Por qué ahora mismo? O podrías ser alguien que dice: “Está bien, Dios. ¿Cuánto tiempo tengo que apretar los dientes y soportarlo antes de salir de esto?
Uno de los versículos más comúnmente citados cuando los cristianos pasan por tiempos difíciles es “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). La gente suele leer o declarar este versículo asumiendo que Dios nos va a rescatar de nuestra época de dolor, pérdida o sufrimiento. A veces lo hace. La mayoría de las veces no lo hace.
A menudo la gente no conoce el contexto de ese versículo de Jeremías. El profeta estaba escribiendo a los exiliados que acababan de presenciar el saqueo de su nación por parte de Babilonia. Ellos esperaban plenamente que Dios los rescatara y los enviara de regreso a casa. En cambio, Jeremías escuchó esta orden de Dios para su pueblo: “Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos… multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:5-7).
¿Qué pasa si el sufrimiento y el malestar desempeñan un papel en el plan amoroso de Dios? A veces luchamos y nos ponemos ansiosos cuando Dios nos dirige gentilmente hacia sus buenos propósitos. Confiar en su soberanía suena muy bien hasta que tenemos que considerar la idea de que el dolor puede ir de la mano con sus instrucciones para nuestras vidas.
Ojalá hubiera tenido más tiempo con mi papá.
Tengo que aceptar mi pérdida; pero busco el bienestar de los lugares donde Dios me envía. Confío en que la soberanía de Dios obrará en y a través de mi dolor en esta nueva temporada. Cualquiera que sea la temporada en la que estés, espero que tú también.