Las Lecciones del Foso de Leones
La fe comienza con un abandono total de uno mismo al cuidado de Dios, pero nuestra fe debe ser activa, no pasiva. Debemos tener plena confianza en que Dios puede y hará lo imposible. Vemos en las Escrituras que "mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible" (Mateo 19:26) y "Porque nada hay imposible para Dios" (Lucas 1:37).
En resumen, la fe siempre dice: “¡Dios es suficiente!”
El Señor hace hombres y mujeres de fe llevándolos a situaciones imposibles. Él quiere oír a sus siervos: “Padre, tú me trajiste aquí, y tú sabes lo que es mejor. Así que estaré quieto y creeré que harás lo imposible. Pondré mi vida en tus manos, confiando plenamente en ti”.
Nuestra fe no está destinada a sacarnos de un lugar difícil o cambiar nuestras condiciones dolorosas. Más bien, está destinada a revelarnos la fidelidad de Dios en medio de nuestra terrible situación. Dios a veces cambia nuestras circunstancias difíciles; pero mucho más a menudo, no lo hace porque él quiere cambiarnos a nosotros.
Nosotros, simplemente no podemos confiar plenamente en el poder de Dios hasta que lo experimentemos en nuestras crisis. Este fue el caso de Daniel y sus tres amigos. Sus amigos vieron a Cristo solo cuando estaban en medio del horno de fuego, y Daniel experimentó el poder y la gracia de Dios cuando fue echado al foso de los leones. Si hubieran sido sacados repentinamente de sus circunstancias, nunca habrían conocido la plena gracia del poder obrador de milagros de Dios; y el Señor no habría sido magnificado delante de los impíos.
Creemos que estamos presenciando grandes milagros cada vez que Dios pone fin a nuestras tormentas y crisis, pero fácilmente podemos perdernos la lección de fe en esos momentos. Esa lección es que Dios permanecerá fiel a nosotros a través de nuestros tiempos difíciles. Él quiere elevarnos por encima de nuestras pruebas a través de la fe para que digamos: “Mi Dios puede hacer lo imposible. Él es un libertador y me ayudará a tener victoria”.