Las “Zorras Pequeñas” de la Frustración

Mark Renfroe

¿Qué tiene que ver una conversación poética entre dos antiguos amantes con mi vida cotidiana? Creo que mucho.

La novia del rey Salomón le pidió: “Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne” (Cantares 2:15). Si bien es muy probable que ella estuviera implorando a Salomón que estuviera atento a los obstáculos que impedían que su relación se desarrollara y los eliminara, resalta una verdad que se aplica a nuestras vidas como seguidores apasionados de Jesús. No son los grandes ataques “frontales” los que nos descarrilan; son los pequeños inconvenientes diarios los que nos desvían del camino.

Cuando nos topamos con una oposición espiritual que nos ataca directamente, sabemos qué hacer. Son los leones y los osos proverbiales. Son grandes, feos y hambrientos, y sabemos que quieren matarnos. Oramos, ayunamos y pedimos a otros que se unan a nosotros para pedirle a Dios una gran victoria.

Pero ¿quién le teme a una zorra? Más que un peligro, son sigilosas y una molestia. Son estas molestias cotidianas las que pueden robarnos nuestro gozo. No, no buscamos al diablo detrás de cada arbusto. Sin embargo, según mi experiencia, el enemigo a menudo se cuela en lugar de rugir a la puerta.

Una pareja tiene una discusión cuando se dirige a su trabajo. Una joven profesional sufre otro insulto molesto por parte de su jefe. Tu hijo pierde el autobús (otra vez). Problemas con el coche (otra vez). Una huelga de aerolíneas hace que pierdas una reunión importante. Un virus estomacal impide que un joven al que conociste en el gimnasio se relacione tomando un café. Un esposo o esposa sale de la ciudad para reunirse con un líder de un ministerio y, a los pocos minutos, recibe una llamada en la que le informan de que su hijo se ha caído y se ha roto el brazo. La lista continúa.

¿Qué debemos hacer para evitar que las zorras de la incomodidad, la frustración y la preocupación nos roben el gozo?

Recuerda que todo tiene un lado espiritual. Esta realidad no significa que cada inconveniente sea un ataque demoníaco, pero sí significa que nuestra reacción ante él determinará si avanzaremos en victoria. Deja que la adoración sea tu respuesta principal (ver Efesios 5:19). Deja que el cansancio y la preocupación doblen la rodilla ante la oración (ver Efesios 6:19). El Espíritu guardará tu mente y evitará que esos dardos de fuego den en el blanco en tu corazón (ver Efesios 6:16).

Así que únete a mí hoy para decidir que no dejarás que las pequeñas zorras te distraigan de la belleza de servir a Jesús.