Llamados a la Comunión

David Wilkerson (1931-2011)

El apóstol Pablo escribió: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (1 Corintios 1:9). Este único versículo nos abre a una verdad que puede ayudarnos a superar cada tormenta de la vida. He aquí una verdad sencilla que puede mantener nuestro corazón en paz cuando todo lo que nos rodea se sacude. Aquí está la Palabra de Dios que puede guardarnos del temor que ahora se apodera del mundo entero.

La verdad es que aprendemos la fidelidad de Dios al responder a nuestro llamado a permanecer en comunión con Jesús.

No estamos llamados a confiar en nuestro propio intelecto. No estamos llamados a confiar en la carne ni en los hombres ni en nada que sea de este mundo. Jesús nos llama: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Sólo Cristo es nuestra paz, confianza y contentamiento. Yo he experimentado un gran contentamiento cuando veo por fe a mi Señor en gloria amándome, llamándome a su dulce presencia y diciéndome que él es todo suficiente. No tengo que rogar, suplicar ni temer. Cuanto más sigo mirando a Jesús en todas las cosas, más sé que él está complacido, porque sin fe es imposible agradarle.

Lamentablemente, muchos de los que verdaderamente aman a Jesús a menudo entran en pánico en tiempos de crisis y se preocupan y se inquietan. Pasan tiempo tratando de encontrar formas de escapar o soportar su prueba. No atienden su llamado de “venir a cenar” con él. No estoy hablando de pasar aproximadamente una hora cada día en oración, estoy hablando de enfocarme en Él durante todo el día. “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16-18). Esta es una conversación sencilla y tranquila, simplemente hablar con él, conocerlo más, de modo que en tiempos de crisis no tengamos que correr consternados a un lugar de oración y pedir ayuda como un extraño.

Él oye todos los clamores, fuertes y suaves, y siempre nos responderá en su fidelidad.