Lo que Dios Ama y Aborrece

Gary Wilkerson

En el Salmo 5, David escribe: “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad” (Salmos 5:4-5).

La mayoría de nosotros nos sentimos incómodos con la idea de que nuestro Dios amoroso aborrezca algo, sin embargo, la afirmación de David de que Dios aborrece a todos los que hacen maldad no es problemática; es a la vez profunda e instructiva.

Una frase popular que se usa libremente en la iglesia hoy es "Dios odia el pecado, pero ama al pecador". Todos entendemos la esencia de esto, pero en cierto sentido, la frase separa al pecador del pecado de una manera que pasa por alto el pecado cometido. Las Escrituras dejan claro que Dios tiene algo más en mente.

Sabemos que tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito por él, y este amor incluye a todos los pecadores. Su deseo soberano es que toda la humanidad se arrepienta y se salve.

Por un lado, las Escrituras nos dan un sentido poderoso del amor de Dios, pero no podemos negar el sentido igualmente poderoso en las Escrituras de lo que Dios aborrece. Él puede amar al mundo y a las personas que lo habitan y, sin embargo, también aborrecer lo que hacen esas personas, aborrecer la maldad que traen y el daño y la destrucción que causan en las vidas de los demás.

Este doble carácter de amar y aborrecer no termina en Dios. Tiene que ser parte de nuestras vidas, transformando nuestros corazones e informando a nuestras mentes. Si tenemos el amor de Dios en nosotros, aborreceremos el mal hecho por aquellos que se oponen al amor de Dios. Por ejemplo, si amas a los niños, aborrecerás el aborto y el abuso infantil. Si amas la paz, aborrecerás la guerra, la muerte y la destrucción que ésta trae.

Dios es amor y también es justo, lo que significa que aborrece la maldad. En su maravilloso amor, él no se quedará quieto para siempre mientras se hace el mal. Con el tiempo, derramará su ira de justicia justa sobre los malvados. Dios está obrando fielmente y David nos dijo que el Señor no permitirá que los malhechores continúen con sus caminos. Dios también es soberano sobre ellos.

 

Este devocional ha sido adaptado del libro de Gary Wilkerson: El Altar de Nuestros Corazones: Un Devocional Expositivo sobre los Salmos.