Lo que Trae el Cielo a Ti.
Tú ejerces la fe todos los días. Tomemos un ejemplo del médico y el farmacéutico. Acudes a un médico cuyo nombre apenas puedes pronunciar y cuyos títulos nunca has verificado. Te da una receta que no puedes leer. Lo llevas a un farmacéutico que nunca has conocido antes. Te da un compuesto químico que no entiendes, luego te vas a casa y te tomas la pastilla según las instrucciones del frasco. Todo con una fe confiada y sincera.
Cuando se trata de tu vida espiritual, necesitas fe para superar el obstáculo de determinar que Dios existe. Usas la fe para el siguiente obstáculo: ¿Quién es este Dios al que le diste tu vida? Te enfrentas a otro obstáculo que requiere fe: luchar contra el diablo mientras intenta arruinar la grandeza de Dios en tu vida.
¿Por qué? Porque la fe bíblica siempre depende de su objeto.
Puedes tener poca fe en el hielo grueso y aun así sobrevivir; puedes tener mucha fe con hielo delgado y ahogarte; el problema es el objeto de la fe. La Biblia nunca dice creer solamente; dice creer en el Señor Jesucristo. La Biblia nunca dice que solo tengamos fe; dice: "Tened fe en Dios" (ver Marcos 11:22).
Si el Dios en el que pones tu fe está mal interpretado, entonces tu fe también. La mejor manera de hacer crecer la fe es hacer lo que Pedro nos dice: “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). El mejor lugar para comenzar ese crecimiento, a fin de conocer a Dios, es mediante la lectura y el estudio de la Palabra de Dios.
Tu fe es tan grande como el Dios en el que crees. Él debe ser el objeto de tu fe. Dado que Dios no cambia, tu fe aún puede ser fuerte en tiempos difíciles. No necesitas mucha fe; necesitas fe en un gran Dios. Como dijo una vez Charles H. Spurgeon: “¡Oh, hermanos, sed grandes creyentes! Poca fe llevará vuestras almas al cielo, pero mucha fe os traerá el cielo a vosotros”.
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:13-14).