Mira Hacia Arriba
Tengo la maravillosa bendición de vivir cerca de las Montañas Rocosas. De hecho, si me acerco a una de las ventanas de nuestra oficina, puedo ver el Pico Pikes. Es un lugar magnífico, que se eleva a más de 4.500 metros de altura. Curiosamente, tanto la Montaña Americana, como se la suele llamar, como el Gran Cañón tienen una base de alrededor de 2.000 metros. La montaña se eleva aproximadamente 8.000 pies desde su base, mientras que el cañón desciende más de 2.000 metros hasta su punto más profundo. Como seguramente te puedes imaginar, es más fácil llegar al fondo de un cañón que escalar hasta la cima de una montaña. La misma realidad se aplica en la vida.
El autor del Salmo 121 escribe: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:1-2). El salmista continúa contando las promesas de Dios. Nos recuerda que nuestro Padre Celestial no permitirá que nuestros pies tropiecen. Él nos cuida mientras dormimos, cuando estamos indefensos e inconscientes del peligro. Él cuida de las naciones, pero se digna a cuidarnos individualmente. Él nos guarda cuando es de día y podemos ver al enemigo acercarse. También nos protege de noche, cuando podemos estar completamente inconscientes del peligro.
Es crucial que mantengamos la cabeza en alto. No me refiero al aliento humano para mantener la frente en alto, sino a dónde fijamos nuestra atención. Cuando surgen desafíos, nos es muy fácil enfocarnos en ellos. Este hecho natural es el equivalente a bajar hasta el fondo de un cañón. Concentrarnos en nuestra situación nos llevará a un declive espiritual y emocional. No podemos permitir que esto suceda.
¿Estás enfrentando desafíos hoy? Si es así, estás al pie de una montaña o al borde de un cañón. Elige mirar hacia arriba en lugar de hacia abajo. Tu ayuda viene de arriba.
Recuerda, si estás en Cristo, el Padre te ha sentado junto a tu Salvador en los lugares celestiales. La perspectiva desde allí es mucho mejor, y “no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel” (Salmos 121:4). El Señor del cielo y de la tierra está contigo. Encuentra reposo en esta verdad hoy.